Vos deixe un article d'opinió que m'ha paregut interessant. Aborda la problemàtica dels incendis forestals i l'abandonament dels boscs al nostre país, però aquesta ocasió explicada per experts i no per qualsevol, com ve siguent costum.
La ausencia de gestión forestal es una ruleta rusa que propicia los grandes incendios
Luis Gil / Inés González Doncel
El ecólogo americano S.J. Pyne afirmó que con el fuego el hombre
primitivo comenzó a “cocinar” el planeta. La actual plaga de incendios
estivales nos recuerda esta práctica atávica, propia de sociedades que
necesitaban espacios abiertos para cultivos o eriales a pastos. La
pérdida de las selvas prehispánicas supuso la extinción de especies,
como los endemismos tinerfeños de Quercus y Carpinus,
conocidos por el hallazgo de su polen en sedimentos previos a la
conquista castellana. El registro fotográfico del paisaje de antaño es
abundante y también el literario. Para Víctor de la Serna, la España de
1940 mostraba sin cesar “nombres que flotaban como fantasmas en nuestra
Geografía. Robledos sin robles, ayedos sin hayas, fresnedas sin fresnos,
castañares sin castaños, encinares sin encinas, quejigales sin
quejigos. Y tantos pueblos abrasados al sol junto a su sonoro apellido
“del Monte” y donde no se podía cortar una vara para arrear la
cabalgadura”. La ausencia de árboles evitaba que fueran refugio de
pájaros ávidos de trigo o uvas, o que su sombra húmeda y malsana causara
pulmonías y reumas. Este odio al árbol lo recoge Pérez Galdós en Bodas Reales
cuando uno de sus personajes manifiesta que se la entierre en el suelo y
sin árboles, “pues no quería estar a su sombra ni viva ni muerta”.
Este año asistimos atónitos a sus efectos más perversos por la
trágica pérdida de vidas y de cuantiosos bienes materiales. Aunque su
origen sea intencionado o por negligencia humana, se acude a otras
motivaciones para explicarlos, como si la planta fuera responsable de la
sequía o de las altas temperaturas, aunque todos los veranos sean secos
y cálidos, también a los recortes presupuestarios o a las especies
—pinos muy especialmente— si las consideran foráneas. Si las creencias
dominan sobre el
saber lo que es un sentimiento puede alcanzar categoría de verdad absoluta, por lo que no podemos resignarnos a una inadecuada información sobre lo que fue y es la gestión de los ecosistemas forestales y hacia dónde vamos respecto al fuego que los asola. Políticos, expertos, técnicos, periodistas, sindicalistas; cualquiera de nosotros no duda en dar su personal y sesuda opinión del tema, la más de las veces simplista pues hoy se prioriza información y brevedad sobre formación.
saber lo que es un sentimiento puede alcanzar categoría de verdad absoluta, por lo que no podemos resignarnos a una inadecuada información sobre lo que fue y es la gestión de los ecosistemas forestales y hacia dónde vamos respecto al fuego que los asola. Políticos, expertos, técnicos, periodistas, sindicalistas; cualquiera de nosotros no duda en dar su personal y sesuda opinión del tema, la más de las veces simplista pues hoy se prioriza información y brevedad sobre formación.
En la defensa de la política forestal mantenemos, frente a bosque, la
voz monte para los arbolados que se queman. Aunque reflejan el mismo
material (madera deriva del latín materia) son hijas de distinta madre y tratamiento histórico. La silva latina no dio el castellano selva, sino que la reemplazó monte; así, el Fuero Juzgo la empleó para traducir silva
al romance del siglo XIII. El uso del término orográfico se debe a ser
al lugar donde la selva halló refugio por ser poco propicio para el
cultivo y el poblamiento humano. Montes con sus laderas “empinadas”
protagonizaron el Libro de la Montería del siglo XIV,
desautorizando el carácter ajeno dado a nuestros pinares. Después, entró
“bosque” del italiano a través del catalán y lo usaron los Austrias
españoles para referirse a los latifundios donde reyes y señores
practicaban la caza; actividad y tipo de propiedad que los libró de la
frecuencia con que ardían los montes.
La pérdida del arbolado público fue progresiva, siendo la Mesta
durante cinco siglos destacado responsable, al hacer del ganado merino
la fuente de riqueza de unos pocos. La monarquía la dotó de poder para
que rebaños y pastores atravesaran salvos y seguros feudos ajenos; por
lo que supeditaron montes y agricultura a la ganadería trashumante.
Actividad festejada cada año como paradigma del aprovechamiento
sostenible, pese a llevar implícito el incendio forestal al ligar la
expresión al latín fumo “humo”. El monte quemado (humeante) aparece en el Fuero de Navarra al permitir que los ganados entrasen “trasfumo” para aprovechar las hierbas.
La gestión tradicional del territorio acabó cuando la
industrialización inició el éxodo rural. Durante la República se creó el
Patrimonio Forestal del Estado para paliar el paro agrícola; pero
apenas hizo reforestaciones por falta de presupuesto, que lo tuvo
cuando, tras la Guerra Civil, la población agraria subió del 46% en 1930
al 51% en 1940. La repoblación forestal fue una forma exitosa de
repartir peonadas que se incrementó con la política de construcción de
embalses durante los Planes de Desarrollo, pues repoblar las cabeceras
de las cuencas evitaba que los pantanos se llenaran de sedimentos. Esta
política se mantuvo en las Autonomías con mayor número de jornaleros
hasta que se adoptó —por “respetuosa” con la naturaleza— la ley de la
“no intervención”, asumida por numerosos gestores. Sin embargo, pese a
su fácil diseño y económica ejecución, ni fija población en el medio
rural —ahora desiertos humanos cinco días a la semana y diez meses al
año—, ni genera sistemas naturales. Esta política no recuperará el
orden, la armonía, ni el diseño anterior al manejo humano. Las centenas
de espacios protegidos declarados en las últimas décadas son paisajes
culturales profundamente transformados, con especies extintas y
vegetación modelada por los fuegos para subordinarla a los usos
agroganaderos. La no intervención permitió el trasvase de los
presupuestos forestales a otros menesteres, muchos sin duda más
necesarios, pero la mayoría ajenos al mundo rural. La inversión en los
montes ha sido cada vez menor, y su gestión limitada a la extinción de
los incendios.
La reforestación resucitó localmente especies forestales, básicamente
nuestros pinos por ser árboles adaptados a recuperar suelos
esqueléticos. Estos pinares están hoy abandonados por falta de
presupuestos, que se emplearían en jornales, por lo que serán pasto de
las llamas o, en ausencia de gestión selvícola, tardarán siglos en ser
bosques maduros. A las repoblaciones se están añadiendo nuevos terrenos
gracias al abandono de la agricultura marginal. Menos agricultura y
ganadería y más población que construye sus casas en los bosques o cerca
de ellos. Por eso, y pese a la gran experiencia en la extinción,
perderemos todos estos “bosques” —nuevos o antiguos— y se volverán a
expandir los matorrales que, al faltarles la carga ganadera, se
embastecerán con rapidez hasta que un nuevo fuego baje su talla.
La ausencia de gestión forestal es una ruleta rusa que propicia la
frecuencia de los grandes incendios y consecuencias más dramáticas. El
ahorro que supone es muy inferior a las cifras astronómicas de los
costes de extinción, de restauración ecológica y recuperación de daños;
además, condena al medio rural a recibir ayudas de forma puntual y tras
un proceso catastrófico. Si queremos disfrutar de bosques deberemos
intervenir en el monte, pero ¿queremos bosques? Y si la respuesta es
positiva ¿para qué los queremos?
Luis Gil es Doctor Ingeniero de Montes, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y miembro de la Real Academia de Ingeniería de España, Inés González Doncel es Doctora Ingeniera de Montes, catedrática de la Universidad Politécnica de Madrid.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
EL TEU COMENTARI NO ES PUBLICARÀ SI:
- No poses cap nom o pseudònim.
- És ofensiu i gens respectuós. Apren a raonar.
- Ho escriviu tot en majúscules.
- Es desvia de la temàtica tractada. Escriu un correu a valladacity@gmail.com o fes-te col·laborador si vols escriure sobre una temàtica nova al nostre bloc.
Gràcies per opinar.