dijous, 2 de juliol del 2009

ESPÍRITU OLÍMPICO

Desde siempre los grandes autores han escrito libros que nos hablan de grandes mujeres de la historia, reinas como Leonor de Aquitania, Cleopatra, cortesanas como madame Pompidou, han sido protagonistas de numerosas novelas y biografías. También en la literatura se perpetúa el recuerdo de mujeres valientes y guerreras, como Juana de Arco o Agustina de Aragón. Mujeres que han tenido una importancia y trascendencias históricas que han hecho correr ríos de tinta.¿ Pero cuantas historias de mujeres sencillas que han tenido que vivir momentos difíciles quedaran relegadas en el olvido? Mujeres de la calle que se esfuerzan y sacrifican por llevar adelante su familia, su hogar. Mujeres a las que nadie valora ni tan siquiera sus propios hijos, ya que ven ese sacrificio como algo normal y corriente. Mujeres cansadas de la monotonía del trabajo del hogar día tras día. Grandes economistas que han sabido administrar los ingresos de sus maridos. Mujeres abnegadas, con una gran capacidad de sacrificio, y siempre movidas por el amor a su familia. Mujeres que se sienten vacías cuando esos hijos que han crecido empiezan a separarse del hogar familiar con sus amigos, y posteriormente abandonan definitivamente hogar familiar.
Historias que quedaran enterradas en el olvido con el paso del tiempo. .
Historias que seguro que nos tocarían la fibra sensible y nos emocionarían hasta el punto de hacernos saltar las lágrimas. Y, en estas mujeres, nadie se fija ni las tiene en cuenta a la hora de crear una novela. A todas ellas y en especial a mi madre van dedicas estas líneas.

Hay un proverbio oriental que reza así: cásate forma una familia, cría a tus hijos, y entonces sabrás cuanto debes a tus padres.

También me gustaría hacer una mención especial a una mujer de aquí de vallada, a la que habría que condecorarla por su sacrificio, abnegación y fuerza de voluntad.
Cómo eso nunca será posible le dedico estas líneas.

En su adolescencia tuvo la oportunidad de estudiar, ya que su padre era dueño de un pequeño taller artesanal, de los muchos que había en esta localidad. En aquellos años, en los que el barco de la economía navegaba por los mares de la bonanza y la prosperidad. Le dio la oportunidad de cursar estudios de Bachillerato.
Una primavera viéndose aumentado el volumen de ventas, su padre, le propuso trabajar durante las vacaciones de Semana Santa. Viendo ella la posibilidad de ganar dinero, teniendo un horario fijo y los fines de semana libres, decidió dejarse los estudios y continuar trabajando en el negocio familiar.
Pasan los años, se casa y es feliz con su marido, pero el destino con sus zancadillas sólo le permite tener un único hijo, al que se le diagnostica desde su tierna infancia una dislexia de una elevada graduación. La vida le cambia completamente, además del trabajo en el negocio familiar, ha de concebir el llevar la casa adelante, y realizar una dedicación única y exclusiva de su tiempo libre a instruir a su hijo en los estudios. Se sienta con él ha hacer los deberes, aprende inglés, y consigue un elevado grado de valenciano al mismo tiempo que su hijo, ya que todos los días repasan las tareas escolares. La alternativa de ocio de los fines de semana por las tardes, largas horas de repaso escolar. Pasan los años y madre e hijo van ganando la batalla a la enfermedad que dificulta su aprendizaje. El niño tiene un desarrollo como cualquier otro adolescente, incluso progresa más que otros. Cuando llega el final de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO.), el adolescente supera el ciclo sin haber repetido nunca un curso. La capacidad de esfuerzo y sacrificio de ambos bien se merece un pequeño homenaje.
Hay lectores que pensarán que bien el marido no ha tenido nada que ver en esta historia, pero también tiene su papel. Después de trabajar diez y once horas diarias en una fábrica de esta localidad, la mayoría de fines de semana ha estado realizando trabajos complementarios. Trabajador activo e incansable también ha puesto de manifiesto su capacidad de sacrificio y fuerza de voluntad.
Cierto es que las zancadillas del destino cuando son superadas por la pareja, está siempre ve su amor reforzado, consiguiendo mayor armonía y felicidad.

Desde estas líneas lo único que pretendo es que cada uno reflexione y aprenda a valorar lo que tiene en casa, ya que, siempre tenemos la tendencia de no valorar aquello que tenemos, hasta que se pierde.

Con afecto y admiración, para vosotros, de:

Un amigo de los libros.

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